"Orquídeas de fuego". Alfonso de la Risca

Inauguración, viernes 11 de diciembre de 2015, a las 20:00 horas. Espacio Expositivo Progreso 80.

Orquídeas de fuego

Presenta Alfonso de la Risca una colección de obras que, a primera vista, parecen acuarelas tradicionales. Se trata de cinco paisajes que, partiendo de un original, se reproducen a tres formatos diferentes. Por tanto, vemos el mismo paisaje repetido veintiuna veces. El autor ha creado la obra y la ha dotado de autenticidad. El filósofo Walter Benjamin considera que “la autenticidad de una cosa es la cifra de todo lo que desde el origen puede transmitirse en ella” .
La reflexión de Benjamin sobre el aura que posee la obra única es, entre otras cosas, un análisis del papel que desempeña el arte en la sociedad de la repetición en la que desde el descubrimiento de la fotografía los medios de masas adquieren un poder enorme. El filósofo afirma al mismo tiempo: “pero en el mismo instante en que la norma de la autenticidad fracasa en la producción artística, se trastorna la función integra del arte. En lugar de su transformación en un ritual aparece su fundamentación en una praxis distinta, a saber en la política”. El final de su ensayo titulado “La obra de arte en la época de la reproductividad técnica” incluye una cita a Marinetti y una reflexión sobre la estetización de la guerra “La guerra es bella, ya que enriquece las praderas florecidas con las orquídeas de fuego de las ametralladoras…Este es el esteticismo de la política que el fascismo propugna. El comunismo le contesta con la politización del arte”.
El arte de la repetición, al servicio de los medios de masas se politiza y una de las respuestas al arte politizado fue la autoafirmación formalista de un arte cerrado en sí mismo, en su propio misterio, un arte que investiga su propia definición, un arte que no da respuestas, un arte por el arte de raíz kantiana, que se convirtió en dogma a través del crítico y teórico del arte Clement Greenberg. Por su parte, Arthur Danto afirmó que una de las obras que ayudó a terminar con la era del arte y con su último relato legitimador fue sin duda Brillo box, de Andy Warhol, que imitó y repitió las cajas de brillo originales como si quisiera decir una vez más que cualquier cosa puede ser arte. Esta fue una de las primeras obras de arte después del fin del arte.
No sé si repetir veintiuna veces una acuarela es suficiente para arrebatarle su aura (tal vez sean pocas), ni siquiera sé si esa es la pretensión del artista. Es posible plantearse que el arte repetido millones de veces conserva su aura intacta, es posible plantearse cualquier cosa. Alfonso se copia a sí mismo, reproduce sus acuarelas mecánicamente y las expone ¿despreciando el original?. Tal vez piense como Duchamp y Warhol que arte puede ser incluso el no arte.
He iniciado el texto diciendo que las acuarelas de Alfonso parecen tradicionales. Es evidente que no lo son.

Alonso Sánchez Blesa